Comienza la recuperación de la cabra montés, tras la epidemia de sarna que ha acabado con más del 90% de ejemplares.

Vuelven a verse grupos de cabras jóvenes libres de la enfermedad, a la espera de la llegada de los machos en la temporada de celo.

En varios lugares de España, la sarna sarcóptica ha cursado con nivel grave en las poblaciones de cabra montés afectadas. Un caso conocido es el de la epidemia de sarna aparecida en 1987 en Andalucía en el Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas que en cuatro años mató el 97% de su población de cabras monteses. La sarna sarcóptica se detectó en cabras monteses y domésticas de algunos municipios catalanes que limitan con Aragón en diciembre de 2014. Los primeros casos de sarna en Aragón fueron detectados en noviembre de 2017 en Beceite y Valderrobres. En los puertos de Beceite la enfermedad ha hecho mella importante en la población, y se ha ido extendiendo con fuerza por Bajo Aragón, Maestrazgo, Andorra-Sierra de Arcos y Cuencas Mineras, alcanzando ya algún municipio de casi todas las comarcas turolenses, y la comarca zaragozana de Campo de Daroca.

Joven ejemplar macho de cabra montés afectado por la sarna. Grabado en una ladera del río Martín, en Alcaine (Teruel)… desgraciadamente, a los dos días murió en esa zona, desde donde ya no se movía.

El delegado en Teruel de la Federación Aragonesa de Caza, Manuel Beltrán, aseguraba en Diario de Teruel ya hace dos años que el 95% de los ejemplares de cabra hispánica de la provincia podrían morir a causa de la sarna. Beltrán indicó que, aunque existe tratamiento para los animales estabulados, no es posible aplicarlo en la fauna silvestre. La forma de tratar la sarna es con ivermectina, que es muy efectiva siempre que se administre con las dosis y la pauta adecuada, algo que no es posible en el tratamiento de las cabras. Además, tiene efectos sobre la leche y la carne de los animales tratados, que no se puede consumir. También afecta a la fauna del suelo y piscícola, puesto que se trata de un antiparasitario muy potente. Por eso, en ocasiones es necesario abatir ejemplares para evitarles el enorme sufrimiento que les produce esa enfermedad.

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