Después de 55 años, dos vecinos muelen de nuevo olivas en Alcaine, en una minialmazara.
La cosecha catastrófica de este año sólo ha permitido obtener 15 litros de un centenar de pequeñas oliveras propias. Queda la satisfacción de haber realizado todo el proceso.
El molino del aceite de San Ramón comenzó a construirse en Alcaine en 1915, finalizando en 1916. Constaba de dos plantas con sendas puertas: la superior daba a la costera medieval de San Ramón (de ahí su nombre) y la inferior o planta baja, al camino de la huerta y Paridera. Las paredes eran de mampostería en piedra y yeso con la cubierta de teja árabe y se construyó adosado a una antigua aguardentería que sólo funcionaba las noches cerradas a causa de la prohibición en aquellos años de producir aguardiente.
Hasta entonces los alcaineses se desplazaban a otras poblaciones con molino porque con las prensas caseras era mucho menor la extracción del oro líquido. Es fácil imaginar la alegría de los vecinos al poder disponer de esa instalación en Alcaine ya que suponía también una mejora económica (menos gastos y más producción). En un principio las prensas de ese nuevo molino oleario giraban por tracción animal y fue a finales de los años 20 o inicios de los 30, cuando se instaló la prensa hidráulica de 300 a 500 atmósferas. El radio del ruejo o rodillo cilíndrico era de 1,50 metros. La vida útil de ese molino se acabó definitivamente en el año 1971, siendo la última campaña completa que trabajó la de 1969-70 y los últimos que lo gestionaron fueron Domingo Luna “El Meta”, Francisco Muniesa “El Carlos”, Joaquín Carela y Cipriano Gil Miguel.
Este año, 55 años después, dos vecinos de Alcaine se empecinaron en volver a moler en el pueblo las olivas propias, a pesar de la escasez, para probar la instalación que habían montado. Para ello adquirieron parte de la maquinaria (motor triturador, batidora manual y capachetas) y han construido la prensa hidráulica, discos y plancha, así como los decantadores y otros elementos necesarios. Este año, tanto en Alcaine como en el Bajo Aragón, la cosecha ha sido escasísima (de hecho, en Alcaine nadie más ha cogido olivas) debido a la sequía y a las altas temperaturas de la primavera y verano. De ahí el dato de que sólo se haya obtenido un 8% de aceite de los casi 200 kg de aceitunas que recogieron ambos en su centenar de olivos de la huerta (variedad empeltre, royal y picual), tras su prensado en frio.
Eso sí, les queda la satisfacción de haber completado todo el proceso: vareado y recolección, separación de hojas, lavado, trituración, prensado, decantación y filtración… y haber obtenido un excelente ACEITE DE OLIVA VIRGEN EXTRA de verdad, para autoconsumo, dosificado como auténtico oro. Para el próximo año ya están pensando en posibles mejoras en el diseño de la almazara (entre ellas, poner un motor a la batidora).