Gran éxito de la Exposición de Indumentaria Tradicional Aragonesa celebrada en Alcaine. Ya hay solicitudes para exponerla en varias localidades.
Una original exposición de gran valor estético, etnológico y científico, que ofrece al visitante emoción, recuerdos de antaño y conocimiento de las costumbres del espectro aragonés
Texto y fotos: Manuel Val Lerín
A Javier Bespín Cano le place hurgar en su pasado, remover sus raíces, vivir intensamente su vida, y lo hace siempre desde el prisma de la estética porque es un artista integral. Desde pequeño ha bailado la jota y continúa en la actualidad con su pareja Sheila Palacino Porras, impregnando su currículo con los más importantes premios joteros. Ha fundado con Sheila, después de un largo e interesante aprendizaje en el grupo El Pilar, su propio grupo de jota Zierzo, donde siguen bailando, dirigiendo a otros compañeros de baile y canto y formando como escuela a jóvenes valores del mundo de la jota. Javier ha participado en tres proyectos con Miguel Ángel Berna: la aparición en las películas de Carlos Saura, “Iberia” dentro de la secuencia de Aragón y en su otra película “Jota de Saura” y el tercero, en “La Rematadera”, despedida de Berna como productor de sus propios espectáculos. Para un artista, estas tres pinceladas jalonan y tiñen de calidad y orgullo su carrera profesional, como dos momentos para el recuerdo sublime e inolvidable.
Javi y Sheila, siempre han cuidado todos los detalles de su profesión y especialmente los relacionados con su vestimenta folclórica. “Ya empezó Sheila con once años, comprándole su madre, Pili, un mantón original en Barcelona”, aclara Javi Bespín. Posteriormente, al formar pareja de baile y de vida, han acrecentado esta inclinación hacia la auténtica indumentaria tradicional de Aragón y han recopilado una ingente cantidad de obras de arte, una de las mejores colecciones de este género en Aragón, producto de la incesante búsqueda, de la formación autodidacta con lectura de libros y la experiencia vital, amén de un cultivado gusto y criterio personal.
Sin duda, este acopio de vestimentas, vivencias e ilusiones, no puede permanecer encerrado en armarios o en una habitación exclusiva, sino que busca fluir y ser compartido. En efecto, en 2014, obtienen el primer premio en el Concurso de Indumentaria Aragonesa de las Fiestas del Pilar. En 2015, Diego Bespín Cano con traje de pastor de la Sierra de Albarracín e Izarbe Martínez Cano con traje de mudar de Fraga son premiados en el Concurso de Indumentaria Aragonesa de Alfamén. En 2021, la propia Izarbe con traje de Alcañiz obtiene premio en el Concurso de Indumentaria Tradicional de Zaragoza. En suma, con trajes de la colección han sido seleccionados y finalistas toda la familia en varias ocasiones con apariciones en la prensa zaragozana.
Sin embargo, el propio volumen y la valía estética de las piezas demandaba la presentación en su conjunto en la modalidad de exposición. “Después de presentarnos a concursos, vídeos, fotografías, prensa, consideramos que era el momento de mostrarnos en una exposición en un lugar simbólico y emblemático para nosotros. Para ello elegimos Alcaine, donde tenemos raíces familiares, hemos pasado grandes épocas y hemos disfrutado con muchas actuaciones. Además, tras el fallecimiento de mi padre, Pedro Manuel, queríamos dedicarle este evento, sabiendo que él está presente y disfruta como lo hizo en las ocasiones en las que también se vistió”, expresa Javi, que añade: “Por eso, ofrecimos la propuesta al Ayuntamiento de Alcaine, cuyo alcalde Carlos Pardo, la acogió con efusividad, participación y constante apoyo”.
El propio alcalde manifiesta la alegría por la llamada de Javier Bespín con una oferta novedosa e interesante. Propone que se realice en el ayuntamiento al estar ocupado el Salón del Centro Cultural del Albergue Río Martín con la celebración de la Feria de Artesanía. “Es un tema desconocido y atractivo por ir ligado a nuestra tradición y al ambiente jotero. El montaje ha quedado perfecto contando con las limitaciones de espacio y luz. Estamos satisfechos y contentos por la acogida y visitas, donde, además de los muchos vecinos del pueblo, han llegado otros, atraídos por los anuncios en redes sociales, de Purroy, Villanueva de Huerva, Cariñena, Tauste, Josa, Zaragoza…”, comenta Carlos Pardo.
Asombra contemplar la cantidad de piezas expuestas, la calidad etnológica y la belleza estética e histórica. La mano, conocimiento y gusto expositivo de los montadores de la muestra, Javier Bespín y Pili Porras aparece hasta en los mínimos detalles. Todo tiene su explicación y su razón. Es importante el conjunto y destacan asimismo las obras aisladas en su conjunción y combinación. Nada es desdeñable. Si son importantes y destacado los trajes completos, también lo son los complementos y aditamentos, como joyas, cabelleras trenzadas, calzados, calcetines, etc.
La metodología del montaje de la exposición se ha basado en la localización de las piezas por provincias, comarcas y pueblos, mostrando trajes completos de los diversos lugares y otras piezas o complementos sueltos. Así, en una sala ha estado representada la provincia de Zaragoza con dos comarcas: Ribera Alta del Ebro y Cinco Villas y en la otra, las provincias de Huesca y Teruel con las comarcas oscenses de Ribagorza, Jacetania, Bajo Cinca y Sobrarbe y las turolenses Sierra de Arcos, Bajo Aragón, Sierra de Albarracín, Maestrazgo y Cuencas Mineras.
El contenido, completísimo, nos da una visión de la riqueza y variedad del patrimonio aragonés en el aspecto de la indumentaria. Bespín explica que “aún nos han quedado en casa piezas sin exponer, que casi todas las obras han sido compradas en anticuarios, que la mayoría datan del s. XIX y principios del XX, que en los maniquís se han mostrado trajes completos y aparte piezas independientes, todos ellos antiguos”. También ha enumerado con precisión científica y léxica la nomenclatura del material mostrado: “chalecos, refajos tartán (de cuadros) y virone (de rayas), sayas, mantones, pañuelos, calzados, granadinas (seda y gasa) con flecos, sin flecos, pelerina (seda y pelo de cabra), propia de la alta sociedad, chal (gasa y seda), mantillas de terno (cubren la cabeza y la espalda), fajas o bandas, pañuelos de talle de mujer y de cabeza de hombre, pañuelos más grandes (mantones), enaguas y camisón de dormir, que era el mismo que para vestir, joyería en todas sus formas”. Es curioso que el “vocablo cachirulo tan de moda en la actualidad, es de uso moderno, no existía en la tradición y sirve para designar un trapo de cuadros rojos”.
Ante la profusión, diversidad y belleza de los mantones, Javier Bespín reconoce que junto con los chalecos son “las piezas estrella, las prendas más características”. Los mantones, que pueden ser bordados con los hilos en relieve y brochados con el juego de hilo por ambas caras, “se pueden clasificar cronológicamente en tres etapas: mantón época Imperio, ya en el s. XV, mantón isabelino, s. XIX y mantón de Manila, s. XX”.
Y para finalizar, en la búsqueda del anecdotario de la formación y desarrollo de esta magnífica y valiosa colección de indumentaria tradicional aragonesa, Javi destaca que “es prácticamente imposible falsificar piezas, que es curioso que un precioso refajo de la zona de Albarracín pudieron adquirirlo en el Museo de Toril y Masegoso al tenerlo duplicado, que muchas cintas usadas en las comarcas del Pirineo eran hechas en Francia, algunas incluso por encargo”.
Es digno de destacar, por fin, el cartel de la exposición, diseñado por el propio Bespín y el hecho de que ha habido un sorteo de dos mantones. Alcaine ha podido disfrutar de esta original exposición de gran valor estético, etnológico y científico, que ofrece al visitante placer, recuerdos de antaño y conocimiento de las costumbres del espectro aragonés, a la vez que ha servido de entrada para ser mostrada en otros lugares que ya la han solicitado.
Muchas gracias por dejarme mostrar parte de mi colección familiar. Gracias por haber sido Alcaine pionero y gracias por mantener vivo el recuerdo de mi padre.